El teléfono se mueve brevemente sobre la mesita, en la pantalla aparece un mensaje nuevo: ¿Tomamos algo esta noche?. Una sonrisa me ilumina la cara.
Llego a tu encuentro con los nervios de una colegiala, pero se me van disipando conforme pasa el tiempo y nos perdemos en conversaciones sin fin.
Un beso furtivo; los demás se suceden solos, sin disimular la atracción que sentimos.
Pero el adiós siempre llega, para un noche que sabe a poco; pero, sobre todo, que sabe a tí.
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