jueves, 29 de julio de 2010

¿Y ahora qué?

Te portaste como un imbécil, me enfadé y no quería saber nada de tí; deje de buscarte. A los dos días, te diste cuenta y me escribiste pidiéndome perdón, a tu manera, pero era un perdón. Te perdoné y me invitaste a cenar.

Y fui, fui a darme cuenta de nuevo que esto para tí es sólo una diversión. Reconozco que mi intención era ponerte a prueba y descubrir si quieres intentar que esto siga adelante, o sólo quieres entretenerte un rato.

Y todo para que posiblemente haya sido la última vez que esté entre tus brazos, que haya sido la última vez que no quepa una sola gota de aire entre nosotros.

¿Y ahora qué? ¿Qué hago ahora? Igual lo mejor es poner las cartas sobre la mesa y hablar claro sobre lo que cada uno busca. Pero yo no puedo seguir así, ¿sabes por qué? Porque me estoy enamorando de tí...

domingo, 18 de julio de 2010

=(

Me siento imbécil.

Tú no querías nada serio, sólo divertirte y yo ya había hecho castillos en el aire. Pensaba que teníamos mucho en común, que podía funcionar. Pero tú nunca me viste como un futuro, sólo como un presente pasajero.

Lo sospechaba, pero la ilusión me hacía pensar que igual estaba equivocada. Y yo no puedo divertirme sin enamorarme y sin pasarlo mal. Así que si el teléfono volviera a sonar, no debería decir que sí. No debería quedar contigo para otra noche llena de besos, pero vacía de sentimientos.

No debo enamorarme de tí.

lunes, 12 de julio de 2010

Ring, ring

El teléfono se mueve brevemente sobre la mesita, en la pantalla aparece un mensaje nuevo: ¿Tomamos algo esta noche?. Una sonrisa me ilumina la cara.

Llego a tu encuentro con los nervios de una colegiala, pero se me van disipando conforme pasa el tiempo y nos perdemos en conversaciones sin fin.

Un beso furtivo; los demás se suceden solos, sin disimular la atracción que sentimos.

Pero el adiós siempre llega, para un noche que sabe a poco; pero, sobre todo, que sabe a tí.

lunes, 5 de julio de 2010

Toc, toc



¿Quién es? Una nueva ilusión que llama a mi puerta, un soplo de aire fresco, que me ha hecho sentirme aún más viva. Aunque todavía es pronto, ni siquiera se le puede poner nombre a "lo nuestro". Todavía se encuentra en la fina línea de las primeras citas y todas las ilusiones puestas en que el teléfono suene de nuevo.

Daré tiempo al tiempo, que si tiene que ser, será.