sábado, 27 de febrero de 2010

Montaña rusa

Sigues siendo una montaña rusa en tu actitud hacia mí, me sigues desconcertando y me resulta imposible adivinar lo que piensas y sientes cuando me ves o estamos juntos.
Pasas de ni siquiera saludarme a recordar ante los demás cosas que vivimos juntos o a hacer referencia a otras que sólo tú y yo entendemos, mientras me miras y los dos sonreímos.

¿Por qué esos cambios de actitud tan extremos? Ojalá pudiera entenderte.

El problema es que en esos momentos buenos es cuando me acuerdo de por qué me enamoré de tí y la pena que siento porque esto no haya funcionado.

domingo, 7 de febrero de 2010

Reencuentro

¡Qué guapo estás! Es lo primero que he pensado nada más verte mientras controlaba el impulso de darte un beso, de acariciarte la cara o cogerte de la mano. Eso que hasta hace menos de dos meses era lo habitual y ahora parece que ha pasado un siglo desde entonces y un abismo nos ha separado. Te sigo echando de menos, es algo que no me puedo negar a mi mísma.
Hace un par de días me desperté y lo primero que ví al abrir los ojos fue aquel peluche que me regalaste, cuando me miré en el espejo 5 minutos más tarde tenía los ojos llenos de lágrimas. Lágrimas de añoranza, de nostalgia, de todos los momentos felices juntos, las risas, las bromas, la felicidad compartida, los sueños cumplidos...
¿Dónde se ha quedado todo eso? ¿Por qué parece que ya lo has olvidado por completo? Y yo no puedo olvidar ni una sola de tus sonrisas, ni una sola de tus miradas, ni una pizca de esa felicidad que me diste... ¿Dónde has guardado tú todo eso? ¿Dónde lo has tirado? Dímelo, que yo no puedo arrancarlo de mi mente, ni de mi corazón